La sensación de cansancio y hastío es generalizada. Sin embargo, impacta principalmente en los trabajadores del sector sanitario quienes arriesgan a diario su vida e integridad física, debido a la alta demanda tanto física como emocional que implica cumplir con sus obligaciones en este contexto.

“Estamos al borde de un colapso sanitario. Todos los días vemos a más y más personas concurrir a la consulta ya infectadas. No respetan las normas básicas de prevención que, a esta altura, todos conocen”, describe el doctor Rodolfo Fournier desde el centro de aislamiento preventivo que funciona en el polideportivo municipal “La Patriada”.

En sintonía, el cardiólogo Gustavo Ramón detalla: “Vivimos una situación crítica. En nuestro distrito, tenemos el 80% de las camas ocupadas. Es realmente preocupante porque los médicos estamos agotados”.

“Transitamos jornadas extenuantes que afrontamos con plena responsabilidad. Estamos en servicio entre 12 y 14 horas por día. Detectamos una gran cantidad de casos que podrían evitarse con solo acatar las recomendaciones de los profesionales”, narra María de los Ángeles García, coordinadora en el Hospital Modular de Florencio Varela.

Ante este escenario, resulta trascendental comprender que la mejor estrategia para enfrentar nuestra batalla, ante un enemigo invisible, es pensar de manera colectiva y asumir la responsabilidad ciudadana de cumplir las recomendaciones en materia preventiva: mantener la distancia social, utilizar adecuadamente el barbijo o tapaboca-nariz, abandonar el hogar solo por razones imprescindibles, mantener los ambientes ventilados más un frecuente lavado de manos con agua y jabón.

“Hacemos todo lo que está a nuestro alcance. Dejamos todo para salvar la vida de nuestros vecinos y vecinas pero necesitamos ayuda. Si todos somos conscientes, salimos adelante juntos”, remarca la hemoterapeuta Laura González desde el hospital de alta complejidad El Cruce-Néstor Kirchner.